"SIEMPRE HABRÁ UNA ESTRELLA, AÚN HASTA EN LA NOCHE MAS OSCURA"

"SIEMPRE HABRÁ UNA ESTRELLA, AÚN HASTA EN LA NOCHE MAS OSCURA"

lunes, 9 de enero de 2012

SER HUMANO.


SER HUMANO.

Letargos inalcanzables de brumosa claridad
Erguidos cuerpos de prominentes nombres
Furiosos escarabajos de desesperante humor
Y lo peor de todo, la costumbre al hastío.
La velocidad desgastando los rostros de todos a mí alrededor
La luna que escapa de mis ojos lo más rápido que puede,
Y el sol detrás de los escombros no se refleja en mi despertar,
Somos rapaces aquí, y aquí me convierto en roedor.
Esta jungla quita dones y esperanzas,
Quita el canto y los versos del poeta
Ya no hay coros de niños,
Y alguien se robo las alabanzas.
No son los fuertes los que sobreviven,
Ni los inteligentes de las academias,
Son los ilusos, los que guardan esperanzas.
Al llegar uno va perdiendo el calor,
Ya ni el sol nos calienta,
Otros trámites opacan su fulgor,
Aquí todos nos enfriamos día a día,
Fríos, como el alma del cazador.
Los recuerdos son lo único que nos atan,
Que nos mantienen atentos a no olvidar,
Quiénes éramos en realidad,
Quiénes somos al final,
Qué cosas a cada instante nos tratan de matar.
No somos dueños de vivir,
Alguien más tomo el control,
Nos entregamos en sus manos a cada instante,
Nos dejamos despojar,
Somos el último eslabón
En la cadena del más terrible depredador.
Señor, líbranos del mal,
Señor, Danos el perdón.
Somos números aquí,
Aquí, Nos quitaron el amor,
Somos reglas de un juego ajeno,
Somos fichas dominó,
Caemos uno detrás de otro,
Caen nuestros niños,
Cae nuestro destino.
Y no nos queda nada más que frio,
Nada más que frio y dolor.
Esta jungla nos enfurece a todos,
Matándonos despiadadamente sin rencor,
Acostumbrándonos al odio,
A ser presa y cazador.
Quizás el viento nuevo restablezca nuestro ser,
Quizás bebamos al final de la ira, de la vid del amor,
Quizás alguno sienta culpa, quizá no sea pecador,
No pecador por los dioses, sino pecador del amor.
Algún día no aborreceremos la vida humana,
Algún día quizás nos amemos en verdad,
Quizás cuando sanemos las heridas de no ver el sol,
Quizás las vendas de nuestros ojos vean al fin la luz,
Y viéndonos a nosotros mismos,
Tengamos el valor, de pedirnos perdón.
Abandonar la carnicería,
Ser humano, no caníbal.



Nacho Ian Ortellado

(5:49 a.m.)